domingo, 15 de diciembre de 2013

Lazos Azules

La palabra "amparo" es una de las más potentes que conozco. Es hasta medio difícil de definir porque como que infiere algo superior, algo "grande" que se cierne sobre vos...y te ampara. La otra más que potente es la palabra "hogar". En este último caso porque encierra tantos componentes como seres vivimos en este mundo, es un continente casi infinito.
Perrito de la Plaza Independencia

Este es un extraordinario caso donde ambas palabras se unen y esa unión se representa claramente mediante lazos azules.

Lo tenés al alcance de tus manos. Simplemente te vas al centro, te dirigís derechito hasta la Plaza Independencia, te sentás en un banco y observás detenidamente. No es necesaria gran concentración, solo detenidamente. Y enseguida, ellos aparecen.

En realidad estás de visita en su hogar. Son perros callejeros que viven en la plaza más importante de Mendoza. Allí están, y ya se sabe que cuesta bastante convencerlos de mudarse.

Tal vez te llame la atención que, a pesar de ser callejeros, la mayoría anda con un collar azul. Si te acercás lo suficiente te enterás que tiene nombre, que está en adopción, que ha sido castrado y que podés contactar con un Face específico.

Ocurre que estos perritos están "amparados".

Hasta hace poco más de un año, todos estaban a la buena de Dios. Vagando sin rumbo, escapando de la perrera, desfalleciendo de hambre, reproduciéndose sin control. Y Maria Luz tuvo una idea: enfocarse. Enfocarse para amparar. Así se creó el grupo Perros de la Plaza Independencia, y entonces el hogar de estos perritos empezó a parecerse más a un  hogar.

En el grupo hay cientos, pero en la Plaza son un puñado. Virginia, Silvina, Alejandra, Silvia, Maria Luz...y otras a quienes en este momento no recuerdo.  Ellas son pacientes, organizadas y están decididas. Me las imagino como tejedoras de un telar, hilo azul a hilo azul, tejiendo el bienestar de sus protegidos. Haciendo lazos que les dan una identidad a cada perro, que los dignifican y sobre todo, que los protegen.

Yo las vengo siguiendo desde sus inicios. De hecho fui a una primera reunión pero creo que no llegué a tiempo porque no las encontré. Y veo las cosas tan lindas que pasan en el muro de ese grupo. Hay momentos de tensión, de miedo, de frustración, como pasa con todos los protectores voluntarios de este mundo; pero pasan cosas muy lindas también.

La gente se sorprende con los collares y las chapitas y se conectan al grupo. Son seguidores espontáneos de estas almas perrunas que tienen a la Plaza Independencia como hogar pero que se recorren el microcentro y más, con total naturalidad. A medida que pasa el tiempo, aumentan las miradas botonas que avisan por donde anda éste o aquélla. El monitoreo se hace fluído y las muchachas pueden controlar mejor a sus amparados.

Rinco Rocco con admiradora
Sin lugar a la mínima duda, en el grupo hay un "lider". Se llama Ringo Rocco. El tipo arriesga su vida a diario porque se la tiene jurada a los autos y colectivos que pasan por allí. Y ladra que te ladra todo el tiempo. También es un gran caminante pues es sabido que hay una rutina de recorrido importante para hacer, donde cada cual lo recibe como a un rey con una tortita o alguna cosa rica para comer. Lo han intentado adoptar a Ringo, y el señor se las ha ingeniado para volver a su plaza.

La historia de León no se queda atrás. Todos nos asombramos al enterarnos que había seguido a un cordobés llamado Juanjo y no había parado hasta hacerse adoptar por él. También nos asustamos cuando el señor agarró calle en Córdoba, y respiramos cuando apareció. Gracias a este grupo aparecen también muchos perritos extraviados por sus dueños.

A diario las chicas tejen en su telar de hilos azules. Los alimentan, buscan tránsitos aunque sea por dos días para poderlos castrar, hacen prolijos relevamientos en álbumes de cada uno, parten al vete cuando alguno está en apuros de salud y  promueven la adopción para finalmente lograr sacarlos de la calle. Los ves en las fotos, cada vez su pelo brilla más, se los ve elegantes con sus correas, le mueven la cola a todo el mundo, se dejan acariciar por los caminantes.

Ya no son sombras padecientes, lánguidas y desganadas echadas sobre el verde pasto de la plaza más hermosa de Mendoza. Ellos tomaron la Plaza y en verdad son parte de ella. Lejos de afearla, la enriquecen con su presencia. Y su condición de activamente amparados hasta le da prestigio a la Ciudad.

Las chicas de la Plaza, se adueñaron de la palabra "amparo", hicieron lazos azules, y así lograron construirles al menos, mientras no aparezcan los adoptantes, un hogar.

Visto así...no te queda otra que sumarte.






NOTA:
Entrá al grupo PERROS DE LA PLAZA INDEPENDENCIA  y colaborá activamente con ellos. Tenés muchísimas maneras de hacerlo.

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