viernes, 23 de enero de 2015

Diana...

Bella Diana
La mirada clara de Diana la antecede. Es transparente como percibís que es ella. La ves por primera vez y te da la sensación que la conocés de toda la vida. Es una mujer menuda y de hablar agradable, y te contagia una especie de optimismo que es como agua bendita cuando estás inmersa en un contexto de tanto maltrato, abandono y dolor. Cuando contactás con Diana, las cosas te parecen más fáciles.

La mirada oscura de Moisés Gusi habla a los gritos. Te cuenta que solo desea morir y que el tormento vestido de gusanos pestilentes ya es insoportable. Es un perro callejero como tantos que un dia resultó herido en la cabeza. Solitario e ignorado, Moisés Gusi continuó con su rutina de deambular sin rumbo sin percatarse que aquel golpe seco, que ni sabe cómo ocurrió, lo estaba llevando a la muerte.

Diana reparte su vida entre registrar las actividades protectoras de otras personas y llevarlas a otro nivel a través de la pantalla, y en rescatar ella por su cuenta. La imagino una señora muy ocupada, trajinando de aquí para allá, pensando en su próximo programa, buscando quien la lleve para entregar otro perrito más en adopción un poco lejos, mirando con ojo clínico  a su alrededor para detectar maltrato.

Los gusanos de Moisés Gusi
Moisés Gusi va cayendo cada vez más al abismo de la muerte sin esperanzas. Su cabeza herida se convierte en un dolor insoportable y ya ni hambre tiene. Está en shock, debajo de un puente, intentando dormir para siempre.

Pero llega Javier, un patrullero de Guaymallén. Y no señor, no sigue de largo. Javier hace una llamada. 

La mirada clara y la mirada oscura están ahora frente a frente. Una que quiere morir, otra que emana optimismo. Una que no entiende nada de nada, otra que tiene la llave de un futuro impensado. Y que dictamina sin más ni más, que todavia la hora no ha llegado.

Dice Diana:  Moisés Gusi "me llegó".  ¿Alguien podría dudarlo? ¿Alguien se animaría a contradecir a Diana? Especialmente porque te lo dice después de haber estado codo a codo con un vete, sacando de a uno, cada gusano mortal de la cabeza de un perrito. Un perrito de mirada oscura, de mirada color muerte.
Sacando gusanos

Nos cuenta también que está sola en este caso. Y eso te estremece. Porque sabés que no está sola,  que vos estás con ella. Que muchos la van a acompañar. Porque ya sea donando, difundiendo o comprando medicamentos, vas a estar ahi, porque te dan ganas de ser un soldado de Diana.

Moisés Gusi no se resiste, siente que lo suyo es dejarse ir...y morir. Ya no importan esos movimientos suaves que siente que su cabeza, ya no importa nada.

Pero él le ha llegado a Diana, y ni el mismo infierno va a impedir que sobreviva. Diana seguramente nunca lo ha visto de este modo. Es que esta clase especial de personas no se dan cuenta nunca de los alcances de su magia ni de la huella que dejan sin pensar. De cómo muchos las observamos, de cómo nos dan lecciones de vida. De cómo acarician, a la distancia, a nuestro propio corazón.

Asi es que en poco más de una semana, Moisés Gusi está rodeado de madrinas y padrinos, y su recuperación en tan poco días, es un hecho más grande que una casa. Y te encontrás con esta foto tan hermosa.


Moisés Gusi en plena recuperación. 

Y en un primer plano, la sonrisa de Diana Starkman.

Diana...


Nota: en su programa, Diana cuenta sobre Moisés Gusi. No te lo pierdas



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