domingo, 8 de junio de 2014

Me llamo NO


Me llamo Viejo.
Casi no me muevo. Casi no veo. Algunos días ni hambre tengo. Solo miro echado a mi familia ir y venir. Les muevo mi cola cuando pasan cerca, pero casi ni se nota. 
Tengo olor a pis.  No es que esté enfermo...son los años. Los niños de la casa son adultos ya, mis compañeros de juegos, mis cachorros a proteger. Todo ha pasado tan rápido...
Ellos dicen que no quieren verme sufrir asi. 
Me van a dormir.
Me llamo Viejo. Me llamo NO. 



Me llamo Enfermo.
Dicen nombres tan raros que ya ni se lo que tengo. Al principio me prestaban mucha atención. Me hacían masajes, me llevaban al vete, comía esos ricos bollitos de carne molida con algo duro adentro. Hablan mucho de mi últimamente. Hay gente que les dice que hay otras posibilidades, que no todo está perdido , que soy un perro joven. Pero ellos dicen que no quieren verme sufrir así.
Me van a dormir.
Me llamo Enfermo. Me llamo NO


Me llamo Herido
Con esa inocencia que me caracteriza al cruzar la calle, no vi el automóvil que se acercaba, y me atropelló. Una vecina dió el aviso y mi familia corrió a socorrerme. El vete puso mala cara al verme, les dijo que no iba a volver a caminar si me amputaba esas dos patas heridas. Ya de regreso a casa, la pequeña de la familia subió las escaleras llorando. Estaban hablando de mi.
Ellos dicen que no quieren verme sufrir asi
Me van a dormir.
Me llamo Herido. Me llamo NO



Me llamo Abandonado
Yo tenía mi hogar hasta que dejé de caminar. Nadie se dió cuenta lo que me estaba pasando. Y yo nunca quise preocupar. Lo peor ocurrió cuando no pude controlar más a mis esfínteres. Es algo muy malo eso, porque un día, ni se cómo, quedé tirado en medio de un baldío. Lleno de miedo y frio. Sin poder moverme. 
Ellos no podían verme sufrir asi.
Alguien me ha encontrado.Y me llevan.
Me van a dormir.
Me llamo Abandonado. Me llamo NO



Me llamo Callejero.
Siempre viví de aquí para allá. Sobreviviendo como un valiente. Con otros compañeros de ruta como yo.
Hasta que ya no pude volver a caminar. Me arrastro con bastante destreza y asi, sigo sobreviviendo, pero mis escaras duelen, se infectan, y cada día me siento peor. Apenas tengo tres años. No quiero que nadie me vea. Porque van a decir, que no asi no se puede vivir.
Me van a dormir.
Me llamo Callejero. Me llamo NO





NO  a la vida. NO a la esperanza.  NO a la piedad. NO al amor.
NO.
No tenemos opción. Vamos a morir. Todos lloran...mientras el vete nos aplica la eutanasia a pesar que tenemos todas las posibilidades de continuar con nuestra vida, asumiendo apenas, un poco más de cuidados. Si tan sólo supieran...si averiguaran, si pidieran otra opinión, si avisaran a alguien antes de hacerlo...




Cada día la Vida le arrebata perros a la eutanasia. La Vida empieza en nuestra mente, mostrándonos las posibilidades que existen en la actualidad. Continúa por nuestro corazón, gritándonos que eso no, no señor, eso no está bien. Se adueña de nuestro espíritu que quiere ser parte de esta nueva movida. Sacude a nuestro cuerpo que se pone en acción para hacerla realidad. 

Cada día en nombre de la Vida, ganamos una batalla. 

Un perrito arrebatado de esas garras: Una batalla.

Informarse, difundir, ofrecerse a cuidarlos, adoptarlos, colaborar económicamente...son las armas con las que contamos. Pero son pocas. Y difíciles de encontrar.

Estamos determinados y ni siquiera la soledad nos puede vencer. Pero no tiene por qué ser tan dificil. Tal vez nunca lo pensaste, pero tu aporte, tu involucramiento, puede significar nada más ni nada menos que una nueva batalla ganada.

Cambiales el nombre. Rompelo en mil pedazos. Volalo por los aires. BORRÁ EL NO.

Acompañanos.

Decí SÍ.











No hay comentarios:

Publicar un comentario